La Carolina

La Carolina, la que fue capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, es un destino que atesora historia, cultura y naturaleza en un entorno privilegiado. Fundada en el siglo XVIII bajo el reinado de Carlos III, esta ciudad es un ejemplo excepcional del urbanismo ilustrado y un punto clave en el desarrollo de la provincia de Jaén. Su riqueza patrimonial, su entorno natural y sus arraigadas tradiciones hacen de La Carolina un lugar único para el visitante.

Ubicada estratégicamente en el paso natural entre Andalucía y la Meseta, La Carolina ha sido testigo de importantes episodios históricos, desde la Prehistoria hasta la actualidad. Sus calles, organizadas en una cuadrícula perfecta según el modelo de campamento romano, conservan el legado de su planificación urbanística original, obra de Simón Desnaux y supervisada por Pablo de Olavide. Pasear por sus amplias avenidas es recorrer la historia de un proyecto ilustrado que transformó la Sierra Morena.

Un Pasado Ilustre

La Carolina se erige en una región cargada de vestigios históricos, desde yacimientos prehistóricos y pinturas rupestres hasta ruinas mineras de la época romana. Entre sus hitos más importantes destaca la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), que tuvo lugar en sus proximidades, y cuyo Torreón de las Navas sigue en pie como testimonio de aquel trascendental enfrentamiento.

Con la llegada de los colonos centroeuropeos en el siglo XVIII, La Carolina se convirtió en un punto neurálgico del proyecto repoblador de Carlos III. Los apellidos alemanes, suizos y austriacos que aún perduran en la zona son una muestra del legado de aquellas familias que llegaron con la esperanza de un futuro mejor.

Un patrimonio arquitectónico y cultural excepcional

La ciudad cuenta con un importante patrimonio arquitectónico, entre el que destacan la Iglesia de la Inmaculada Concepción, el Palacio del Intendente Olavide y la Plaza del Ayuntamiento, donde convergen las antiguas vías principales del diseño urbanístico. Cada rincón de La Carolina refleja el esplendor de la Ilustración y la identidad única de las Nuevas Poblaciones.

Además, la influencia minera ha dejado una impronta indeleble en su historia reciente. En el siglo XIX, La Carolina se convirtió en uno de los principales distritos mineros de España, explotando su riqueza en plomo argentífero y atrayendo a trabajadores de toda la península. Aunque la minería decayó a finales del siglo XX, su memoria sigue viva en antiguas explotaciones como El Centenillo o El Guindo.

Un destino completo

Hoy, La Carolina ofrece al visitante una combinación perfecta de patrimonio, naturaleza y tradición. Sus parajes naturales, ideales para el senderismo y la observación de fauna, se suman a una gastronomía enraizada en la cocina andaluza con influencias centroeuropeas. Sus festividades, como la Feria de San Juan de la Cruz en noviembre, mantienen vivas las costumbres de sus antepasados.

Descubrir La Carolina es adentrarse en la historia de una ciudad que sigue siendo testimonio de la visión ilustrada de Carlos III. Un destino fascinante que espera ser explorado.

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