El cementerio de La Carlota tiene una rica historia que se remonta a julio de 1769, cuando fue bendecido por el obispo de Córdoba y comenzó a funcionar de manera ininterrumpida desde entonces. Su diseño inicial presenta una estructura piramidal en la fachada, con una entrada flanqueada por columnas y un dintel curvilíneo. Originalmente, el recinto tenía una forma rectangular, y su puerta de acceso destacaba por su monumentalidad, lo que sugiere que fue obra de los mismos arquitectos que diseñaron el Palacio de la Subdelegación y la Iglesia de La Carlota.
En este cementerio descansan las familias centroeuropeas que llegaron en el siglo XVIII, así como sus descendientes, lo que le confiere un valor histórico y cultural significativo.
El cementerio de La Carlota destaca por ser uno de los primeros en España construidos fuera de los núcleos urbanos, siguiendo principios de higiene pública. En las Nuevas Poblaciones, se prohibieron los sepelios en los templos parroquiales o sus proximidades, lo que llevó a la construcción de cementerios en zonas alejadas de las ciudades. Este cementerio fue, probablemente, el primero de España en situarse fuera del pueblo, adoptando un enfoque sanitario para evitar los riesgos asociados con los enterramientos dentro del área urbana.
A lo largo de los dos siglos y medio de historia, el crecimiento urbanístico de otras colonias afectó a sus camposantos, que tuvieron que ser trasladados a ubicaciones más alejadas. Sin embargo, este no fue el caso en La Carlota, ya que el cementerio está ubicado en un espacio poco atractivo para la edificación, lo que ha permitido su conservación original y su estatus como el cementerio colonial más antiguo de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía.
El régimen gubernativo de las Nuevas Poblaciones, bajo el cual se creó La Carlota, también le otorga una singularidad: no se trata de un camposanto parroquial, sino de la localidad, ya que el templo parroquial era propiedad de la Real Hacienda.
En 2001, el cementerio fue reconocido como Bien de Interés Cultural, lo que subraya su importancia histórica y cultural.
El cementerio se encuentra en perfecto estado de conservación y sigue en uso como campo santo desde sus orígenes en 1769. A lo largo de los años, se han llevado a cabo diversas restauraciones y actuaciones de mantenimiento para preservar su integridad y valor histórico.
Su relevancia no solo radica en su antigüedad, sino también en su valor cultural como testimonio del origen y evolución de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y la historia de La Carlota.