La Real Posada y Fonda de La Carlota fue una de las primeras construcciones erigidas en la colonia, fruto de la iniciativa del subdelegado Fernando de Quintanilla, quien propuso su construcción al superintendente Pablo de Olavide en septiembre de 1768. Las obras comenzaron poco después y finalizaron en la primavera de 1769.
Este edificio fue concebido para dar servicio a viajeros y comerciantes que transitaban el Camino Real de Sevilla a Madrid. Su arquitectura destaca por su amplitud, organización racional y funcionalidad, a la vez que ofrece una gran prestancia y calidad en su ejecución. Se fusionan elementos de la tradición barroca con soluciones compositivas de estilo neoclásico, que definen su carácter distintivo.
El interior del edificio está organizado en torno a grandes patios porticados. La planta baja albergaba la fonda, la vivienda del posadero, las caballerizas y los almacenes. En la planta alta se situaban las alcobas, donde se hospedaban los viajeros.
Una de las singularidades de la Real Posada y Fonda es que a lo largo de los años alojó a numerosos viajeros que transitaban el Camino Real de Sevilla a Madrid. Uno de los testimonios más célebres fue el de Richard Twiss, un escritor e hispanista inglés que, en 1773, describió la posada como la mejor que había encontrado en todo su recorrido por España.
En 2001, este emblemático edificio fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, lo que refuerza su valor histórico y cultural para la localidad y la región.
Gracias a las diversas restauraciones realizadas por el Ayuntamiento y con la colaboración de la Junta de Andalucía, el edificio se encuentra en un excelente estado de conservación. En la actualidad, la Real Posada y Fonda alberga la Oficina de Turismo y la Biblioteca Municipal de La Carlota, sirviendo como centro de servicios culturales y turísticos para la comunidad y los visitantes.