El Villar es el único núcleo de población de La Colonia donde las viviendas aún se encuentran diseminadas, manteniendo la estructura original de las Nuevas Poblaciones. Esta distribución respondía al modelo colonizador, que buscaba que los colonos vivieran junto a las tierras que cultivaban, evitando desplazamientos y maximizando el tiempo de trabajo. Su asentamiento fue determinado por tres factores principales: la disponibilidad de agua, la red de caminos rurales y vías pecuarias, y la forma y ubicación del parcelario agrícola.
Este núcleo, anteriormente conocido como Villar de Marcos, se formó sobre terrenos ecijanos históricos como Regaña, la vereda Realenga del Chaparral y la propia finca de Villar de Marcos. Su nombre, El Villar, hace referencia a antiguos asentamientos romanos y musulmanes que poblaron estas tierras ricas en olivares y aceites exportados desde Astigi (Écija) a Roma. Tras la conquista cristiana en el siglo XIII, las alquerías musulmanas se despoblaron, dejando vestigios que hoy perduran en el territorio.
Durante el siglo XVIII, El Villar representaba un espacio de frontera, tanto física como ideológica: por un lado, la tradición del viejo régimen ecijano, y por otro, las ideas ilustradas que acompañaron el proyecto de las Nuevas Poblaciones. Aunque históricamente estuvo alejado de los núcleos principales, hoy las comunicaciones modernas han integrado mejor este enclave singular.
Entre sus lugares de interés destaca la iglesia de San Isidro Labrador, actualmente en proceso de reconstrucción sobre el solar de la antigua capilla. Mientras finalizan las obras, las imágenes religiosas se conservan a la espera de su regreso al templo. Entre ellas sobresale la del patrón, San Isidro, tallada en escayola, acompañado por un ángel y bueyes; también se conservan dos imágenes de la Virgen de Fátima y un Cristo crucificado en madera.
El parque de El Villar se sitúa a la entrada del núcleo, junto a la carretera que une Fuente Palmera y Écija. Es un lugar de encuentro para los vecinos y visitantes, especialmente durante sus celebraciones.
La fiesta más emblemática es la Romería de San Isidro Labrador, una de las más importantes de toda La Colonia. Se celebra el 15 de mayo o el fin de semana más próximo, con una gran comitiva de carrozas y peregrinos que acompañan la imagen del santo hasta el paraje de Los Arroyones, donde se celebra una jornada de convivencia. Al día siguiente, la imagen regresa en procesión. Además, se celebran la feria a mediados de junio y, en octubre, la festividad del Cristo del Perdón.